El miedo paraliza a cualquiera. Pero, cuando se trata de una crisis como la que estamos sufriendo ahora, las ventas a cualquier precio no siempre están justificadas. Hoy es el momento de hacer una revisión a los objetivos de venta y movernos hacia donde se mueven nuestros clientes.
Cuando a principios de abril nos vimos completamente sumergidos en una marea de incertidumbre y sorpresa, el silencio era lo que más resonaba entre la multitud de mensajes y palabras sobre la nueva pandemia. Era el silencio abrumador de los teléfonos y las bandejas de entrada de los correos electrónicos. El silencio de los turistas huidos en estampida del paraíso inmobiliario. Peor que en un huracán, el mercado estaba mudo dibujando un escenario absolutamente desolador.
Pero, tras los primeros días de catarsis, la sorpresa dio un cambio de rumbo y el interés en el real estate empezó a llegar. Esta vez con urgencia y avidez. El lujo al descuento es el trofeo de los cazadores de gangas que saben nadar en las turbulentas aguas de cualquier crisis. Y esta crisis de hoy ha recuperado el segmento de las propiedades más caras al obligar a los inversores a mover sus posiciones hacia apuestas más seguras.
Ante la sorpresa de muchos, alguien sí quería comprar, al mejor precio, las mejores propiedades.
La vertiginosa caída de todas las bolsas y el derrumbe de los tipos de interés en la deuda pública canalizaron el capital hacia el real estate. Por otra parte, la favorable cotización del dólar frente al peso y los bajísimos intereses del mercado financiero terminaron por convertir las propiedades más exclusivas en una ganga al descuento.
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Obviamente, no hay que desaprovechar la oportunidad de una venta y más en tiempos de incertidumbre. Antes que nada hay que valorar algunos aspectos como no ceder a precios injustificados por miedo a un escenario no estudiado suficientemente. Es fundamental no perder de vista los objetivos de venta que se hayan revisado de manera realista para esta época de dudas. Por otro lado, hay que entender bien cuál es nuestro portfolio de inventario y valorar qué volumen del mismo se va a depreciar o va a peligrar su materialización.